viernes, 28 de diciembre de 2012
Zombies
...había cientos, cientos de ellos, juntos de tal manera que los espacios se medían en milímetros. Y no tenían intención de irse. Solo una fina puerta de cristal nos separaba a mí y mis compañeros de todos ellos. Había mujeres y hombres de todas las edades, había gente joven, podías distinguir incluso a algún niño pequeño. Y ninguno de ellos se iba a marchar de ahí, querían entrar y lo iban a conseguir. Giré la cabeza a la derecha para mirar a mi compañera y no nos hizo falta mencionar ninguna palabra. Con la mirada era suficiente. ¿Por qué no me habría ido a las afueras cuando acabé la universidad?, lejos de la ciudad y del caos constante en el que te sumergía. Pero sin embargo aquí estaba, a punto de enfrentarme a todos ellos, ¿qué podía hacer sino?, ¿huir?, ya no. Ahora era imposible. Era inevitable no recordar las escenas que transcurrían en Atlanta en la serie de The Walking Dead, yo contra el mundo. Me armé de valor y me acerqué a la puerta. A cada paso que daba hacia ellos más se alteraban. Temblaban las puertas y temía que se vinieran abajo antes de alcanzarlas. Cuando llegué a ellas me paré por un instante y toqué el frío cristal con la palma de mi mano. Era la hora de que entrasen, así que introduje la llave y quité el cerrojo. A las 9:00 daban comienzo oficialmente las rebajas...
martes, 13 de noviembre de 2012
Menos es más
Soñé
con grandes fortunas, estar rodeado de mujeres y conducir un Ford Mustang,
mirar la hora en un Rolex y tener tantos billetes como para comprar la Luna.
Soñé con dirigir una gran empresa y tener el
51% de acciones sobre mi mesa, vestir traje de etiqueta y un despacho
con moqueta. Soñé con ser el centro de atención de todas las fiestas de gala, con
ser más famoso que Barack Obama y no tener que mancharme las manos cogiendo un
pico o una pala. Con una vida de lujos y excesos de la alta sociedad, beber
champagne hasta la saciedad sin importarme la soledad. Pero ahora que tengo
todo eso sueño con realidades inalcanzables para este viejo. Sueño con una
caricia o un beso, sueño con estar acompañado dando un paseo, sueño con una
sonrisa, un guiño o un “te echaba de menos”…
domingo, 4 de noviembre de 2012
Mesa para...
La mesa estaba puesta para tres. Tres platos, tres vasos, tres
cubiertos. Éramos dos... y un gran vacío en el alma. Ninguno podíamos
articular palabra y el silencio era un recordatorio constante de nuestra
soledad. Ella empezó a recoger los utensilios que sobraban en la mesa. Se llevó
el cuchillo sin punta, el plato y el vaso de Mickey Mouse. Apenas pudimos probar
bocado de la comida que habíamos estado preparando durante dos horas, cuidando
cada detalle y prestando especial atención a la presentación.
Media hora antes todo era felicidad en nuestra casa. Hacíamos
bromas constantemente para soltar la tensión acumulada y nos reíamos como niños
pequeños, incluso acabé con parte de la salsa en la cara y en el delantal. Nos
habíamos vestido de la mejor forma posible para la ocasión: informales pero elegantes.
La casa estaba reluciente y su habitación estaba recogida y con un suave olor a
lavanda. Todo era perfecto. Hasta que sonó el teléfono.
-No te
preocupes, lo seguiremos intentando, la mujer de la agencia de adopción me ha dicho
que nunca les había pasado esto, que era la primera vez que todo fallaba en el
último momento –dije esperanzador-. Sé que lo hemos intentado ya muchas veces
pero estoy seguro que a la próxima lo conseguiremos.
Me acerqué
a ella y la cogí de la mano, pero ella la apartó y se fue a la habitación sin
pronunciar palabra. A partir de entonces siempre puse la mesa con un plato, un
vaso, un cubierto…
Frase inicial: @consuelosempere
sábado, 3 de noviembre de 2012
Impulsivos
Se sentía preso de esa certeza que desde cinco minutos antes
lo llevaba sin pausa posible en una dirección que cualquier sentido común
habría rechazado. Corrían cogidos de la mano calle arriba en busca del primer
taxi que les llevase al aeropuerto. Ya sentados en él se abrazaron y empezaron
a decidir el destino del vuelo: “vayámonos a México” dijo ella con los ojos
llenos de lágrimas. “Podemos irnos más lejos aún, cojamos un vuelo a Australia”
dijo él convencido.
Sin llegar a fijar un destino se quedaron callados cogidos de
la mano mirando como avanzaba el taxi por la autovía, dejando atrás al resto de
los coches de la misma manera que dejaban atrás sus vidas. Se quedaron callados
porque sobraban las palabras. Cinco minutos y un viaje en taxi antes se encontraban
juntos en un parque discutiendo.
-No insistas por favor, lo nuestro es imposible, estoy
comprometida y jamás te aceptarán mis padres –dijo ella sin poder mirarle a los
ojos.
-No te creo, sé que quieres estar conmigo. Si te vas ahora
no me volverás a ver jamás –contestó él cogiéndola de las manos.
Entonces ella se levantó y se fue, caminaba despacio
dispuesta a zanjar el asunto por muy arrepentida que se sintiese. Todo estaba
destinado a acabar, pero un simple gesto, un detalle que causa un punto de inflexión
en una vida entera ocurrió. Se dio la vuelta para mirarle una última vez… y eso
fue suficiente para que él corriese a recuperarla y no dejarla escapar nunca
más.
Frase inicial: Rodolfo Pascolo
viernes, 2 de noviembre de 2012
Espiral
La dialéctica del caracol es su caparazón: cada
vez que salía de él, no era el mismo. Buscándose en la espiral se le fue el
tiempo. Avanzaba, a su ritmo, por el tablero de ajedrez. Avanza una casilla.
La mantis religiosa, elevando su cuerpo verde sobre
sus patas, avanzó tres casillas hacia el frente y una hacia la derecha para
devorar a su semejante. Era el impredecible caballito del diablo.
El escarabajo, caminando de espaldas, solo
entendía la vida empujando aquella gran bola de estiércol por todo el tablero. Avanzó
cuatro casillas al frente pero su destino fue ser devorado por la araña, la
reina del tablero, en un movimiento lateral al siguiente turno.
Pasadas varias jugadas, muchas casillas vacías
y sin un claro ganador, un caracol, en su camino lento pero constante, llegó al
otro lado del tablero. Perdió su caparazón y pasó a convertirse en la pieza
viva más importante de todas. Con su movimiento especial en espiral se movía de
punta a punta con mayor agilidad que el resto de sus compañeros.
-¡Se
acabó el tiempo! –dijo Juanito-. He ganado.
-Mentira,
he conseguido la jugada maestra. Gané yo –contestó su joven amigo.
Nuestros
dos jugadores discutieron sobre el ganador, llegando a las manos hasta que su
atención se centró en un nuevo juego, abandonando a todos los bichos que
lentamente huían de la zona de juego. Los dos jóvenes, que en su vida cotidiana
no eran más que niños, aquella tarde jugaron a ser dioses.
Frase inicial: @Carlos_SilvaK web http://todostusdiosesmuertos.blogspot.com
jueves, 1 de noviembre de 2012
El túnel
Tras un día ante esa pantalla verde seguía sin saber a dónde
iba su vida ni lo que quería, y había perdido todo su dinero tras una sucesión
de apuestas desafortunadas. ¿Quién iba a pensar que iba a perder Sharapova?
Pero ahora ya daba igual.
Cerró la pestaña.
Abrió de favoritos una página de ofertas de trabajo, con la
esperanza de encontrar tan sólo una oferta en la que no exigieran experiencia
previa, pero después de mucho buscar no encontró ninguna. Menuda novedad.
Cerró la pestaña.
Sin ninguna esperanza,
abrió una nueva pestaña con el resultado de la Primitiva del jueves, y vio seis
números que no se acercaban ni por asomo a los que siempre utilizaba. Si por lo
menos acertase el reintegro… pero por supuesto no era el caso.
Cerró la pestaña.
Por el chat de Facebook
le llegó un mensaje de una amiga proponiéndole ir a tomar algo a un bar. Pensó:
“¿No gano nada de dinero y encima me voy a ir a gastar lo que no tengo?”
Cerró el portátil.
Ya en el bar, el
camarero les trajo a ella y su amiga sus bebidas, y sin pensárselo dijo:
“perdonad chicas, como os suelo ver mucho por aquí os comento una cosa, hay un
puesto libre como camarera, ¿Os interesa?”
Frase inicial: @Ylof92
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