...me levanté de la cama, no sin dificultad, y apoyé los pies
en el suelo, justo al lado de un pedazo de dignidad que yacía en la alfombra.
Lo recogí con las manos y a continuación me impulsé para ponerme de pie. Al
encender la luz vi que sobre la mesa yacía una cantidad importante de
autoestima y la agarré como pude. Fui hacía la estantería y junto a la cadena
de música encontré detrás de unos discos un buen trozo de motivación, y
aproveché para poner un CD de Foo Fighters. Me puse unos pantalones cortos y la
camiseta del día anterior y descubrí que debajo de ella había otro pedazo de
dignidad un poco mayor que el de al lado de la cama. Caminé unos pasos hasta el
armario donde se encontraban las zapatillas de deporte y vi que dentro de una
de ellas había lo que parecía un buen puñado de energías. Una vez vestido
recogí de la mesa el vaso vacío, la botella de ron y el plato con los restos de
la cena de la noche anterior y lo llevé todo a la cocina. De dentro de la nevera
saqué un trozo de pizza y lo guardé en el estómago en cuestión de segundos, y
fue entonces cuando vi que detrás del brick de leche estaba casi al completo,
envuelto en papel de plata, mi orgullo. También me lo agencié. Me guardé una
llave de la puerta de casa y salí a correr cuando el cielo aún contenía débiles
estrellas que se preguntaban que hacía en la calle a esas horas. Mis piernas
reaccionaron como deseaba y aún resonaba la música dentro de mi cabeza mientras
recorría los kilómetros que separaban mi casa del éxito, corriendo y
deshaciéndome a cada paso de las malas experiencias, de los malos comentarios,
de los fracasos y de las decepciones. Habían conseguido que decayera, que
perdiera toda esperanza y que me dejara hundir, pero aquella mañana en la que
el sol asomaba por el horizonte para calentarme, estaba preparado para
intentar, de nuevo, comerme el mundo...
lunes, 30 de julio de 2012
martes, 24 de julio de 2012
Celebración
...Nacho, Juan y Pedro tenían la calle entera para ellos solos,
no tenían ningún problema para correr, nadie les estorbaba. Un punto muy a
favor cuando te has tomado entre 7 y 9 copas y te persigue un portero de
discoteca que pesa 120 kg como mínimo. Empezaron a adentrarse por calles
secundarias y pronto lograron despistar al perseguidor. Los 120 Kg no son
fáciles de mover en grandes distancias.
- ¡Loco! - Dijo Nacho - ¿Pero no te habías dado cuenta de
que esa chica iba acompañada?
- Podía ir trodo lo acompañada que tú digas, pero mme estaba
ponindo... ojjitos - Contestó Pedro, cuya lengua no reaccionaba como él quería
- ¡Vosotros dos!, rápido, mirad a esos dos de ahí -
Intervino Juan señalando a un hombre y una mujer que salían de un portal. Él
iba con vaqueros y camisa blanca y parecía bastante furioso. Ella, vestida con
una falda hasta las rodillas y una blusa, lloraba mientras gritaba al hombre -
Creo que deberíamos ir a ver qué pasa
Nuestros tres amigos, que se encontraban de celebración un
miércoles a las tres de la madrugada, se acercaron a la pareja sin titubear. El
hombre había abierto la puerta de un Porsche 911 Carrera y obligaba a la mujer
a que entrara en él a gritos. Ella parecía desear cualquier cosa menos entrar
en aquél coche.
- ¡Déjala en paz!, ¿No ves que no se quiere ir contigo?,
súbete al coche y vete que nosotros cuidaremos de ella - Dijo Juan, quién se
había adelantado con respecto a sus dos amigos.
- ¿Pero vosotros quiénes sois?, marchaos a casa mocosos, aquí no
pintáis nada - Contestó el hombre.
- ¿Pero cómo una shica tan uapa como tu puede derrambar una
sola lágruima?, debería eshtar prohibido - Le dijo Pedro a la mujer, que con
todo el alboroto fue la única que le escuchó. El autor del intento de piropo
era incapaz de quitar los ojos de su cara, como si nada más estuviera pasando
alrededor.
- ¡Vete o llamamos a la policía!, les encantará encargarse
de un maltratador malcriado como tú, ¡Largo! - Gritaba Nacho, quien ya había
alcanzado el mismo tono de voz que Juan.
El hombre, cada vez más alterado, centró su rabia en los
tres chicos. Pero ellos, que esa noche se sentían dispuestos a todo, no dieron
ni un paso atrás. Llegados al clímax de la situación, hubo un forcejeo entre el
hombre y Juan, que acabó con nuestro "algo más que contento" joven
estampado contra la ventanilla del Porsche. La mayoría de los cristales cayeron
en el asiento y libraron a las manos de Pedro de algún que otro corte cuando se
apoyó en el suelo para levantarse. Ahora sí que se había vuelto completamente
loco el hombre de vaqueros y camisa, sus ojos ardían y por el cuello empezó a
circular tanta sangre que las venas se marcaron hasta el punto de volverse
visibles incluso para quien ve doble. Los tres jóvenes empezaron a correr de nuevo
siguiendo la misma estrategia que habían utilizado con el portero de discoteca,
hasta que acabaron escondidos en un parking subterráneo. Cuando recobraron el
aliento se miraron a la cara y ninguno pudo contener la risa. Rieron y rieron
hasta que Juan dijo - Espero que estés disfrutando de tu celebración, señor
arquitecto. Ahora que has terminado la carrera y empiezas una vida seria ya no podremos
tener estas noches - Y Nacho negó con la cabeza mientras reía.
Siguieron hablando un rato entre ellos dos sobre la vida
adulta, jurando y perjurando que seguirían realizando todas las locuras que
pudieran, hasta que uno de ellos se dio cuenta de que Pedro estaba mirando a la
nada con una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Estás bien? - Preguntó uno de ellos.
- Mejor que nunca - Contestó Pedro. Acto seguido sacó un
trozo de papel del bolsillo y dijo - Se llama Andrea, me ha dichuo que llevaba
messes querriendo dejar a su nofio, el tio al que habbeis roto la fentanilla,
pero que nunca lo connseguía. Éste es su telfono. Creo que estoy enamborado...
Y los tres amigos rieron durante todo el viaje de regreso a
casa...
miércoles, 18 de julio de 2012
Electricidad
...No
temáis, soy vuestra mamaíta ita ita. Tengo la voz gruesa, es que estoy afónica.
¡Vamos cabritillos, dejadme entrar! – Dijo Jack. Dentro del baño, Wendy gritaba al lado de la puerta
mientras veía como ésta se convertía en astillas a medida que golpeaba el hacha
contra ella. Tras varios impactos el agujero se agrandó lo suficiente
como para que Jack Torrance metiera la cabeza y dijese - Aquí está Jack… Cuando de repente la
televisión se apagó. Y con ella la lámpara situada en la mesilla cuya bombilla
suponía la única fuente de iluminación.
- Creo que se ha ido la luz, voy a comprobar el cuadro de
fusibles. ¿Tienes el móvil a mano para iluminar? - Preguntó Miguel mientras
tanteaba con el brazo la distancia a la que se encontraba la mesa del salón.
- Que va, me lo he dejado en casa. Espera no te vayas sin
mí, que no me quiero quedar sola a oscuras - Contestó Fátima, la novia de
Miguel. Aquella noche tenían la casa para ellos solos puesto que los padres de
Miguel se habían ido durante el fin de semana a lo que ellos llamaban un
"retiro espiritual" a un pequeño pueblo de Extremadura. Decían
"o te alejas de la civilización de vez en cuando o ésta acaba
contigo". Llevaban yéndose una vez al año desde que Miguel tenía memoria.
- Bueno utilizo el mío, espero que aguante la batería porque
está al mínimo - Comentó mientras se dirigía a la entrada principal - Están
todos los fusibles hacia arriba. Voy a ver si hay luz en la calle. Nada, está
toda la calle sin luz, será un apagón momentáneo, entremos dentro otra vez y
esperemos a que vuelva.
Fátima, que no soltaba la camiseta de Miguel ni un segundo,
dijo - Creo que mi hermano me contó ayer que esto podía suceder, que lo había leído
en National Geographic. Decía que según la NASA se estaba acercando una
tormenta solar hacía la Tierra y que tenía la magnitud suficiente para quemar
los transformadores de alta tensión. También me empezó a explicar que
dependiendo de la situación de los polos de la tormenta afectaría de mayor o
menor manera, pero a partir de ahí le dejé de escuchar... ya sólo le veía mover
la boca y los brazos como un loco, dando saltos y hablando de campos magnéticos
y auroras boreales.
- Si, algo me comentó mi padre también sobre las auroras
boreales, que con suerte podrían ver una a pesar de estar tan lejos del Polo
Norte - Contestó Miguel mientras comprobaba que también había quedado
inutilizada la línea telefónica - ¿Fátima, dónde has ido?
- Estoy aquí, detrás de ti – Contestó.
Miguel, con un tono de voz algo más serio dijo - creo que he
escuchado algo dentro de la casa.
La joven pareja se agarró más fuerte y se dirigieron al
salón de nuevo, cuando de repente ella soltó un grito ahogado - ¡He visto
moverse algo en el pasillo!, ¡te juro que algo se ha movido, creo que alguien
ha entrado en la casa!
El móvil apuntó inmediatamente hacia el pasillo iluminando
el perchero con varios abrigos y un par de fotos enmarcadas que colgaban de la
pared. Ni rastro de una tercera persona. Salvo la zona iluminada gracias a la
pantalla del teléfono el resto de la casa estaba en completa oscuridad. Esa noche
no contaban con la ayuda de una luna llena, y por supuesto de la calle no
recibían nada de luz. En aquel momento todo era oscuridad salvo algunas débiles
sombras. Decidieron inspeccionar los cuartos que había en la planta baja. Él
delante, ella abrazada a su espalda, comprobaron que estaban solos.
- ¿Y si ha subido a la planta de arriba?, te prometo que he
visto pasar algo, una sombra se ha movido, tienes que creerme. ¿Por qué no
llamamos a la policía? - Susurró Fátima al oído de su novio
- No hay línea, ya lo he comprobado. Seguro que te ha
engañado la vista, es imposible que haya entrado alguien sin que lo hayamos
oído. Voy a subir un momento arriba, compruebo que no hay nadie y bajo. Tú
quédate aquí, será solo un minuto - Dijo Miguel.
- Ni loca me quedo aquí sola - Sentenció ella, y acto
seguido se apagó el móvil - Deja de hacer el tonto y enciende el móvil otra vez.
- No puedo... se ha quedado sin batería - Contestó el joven –
No funciona nada y no sé dónde hay una linterna.
Entonces fue cuando en el piso de arriba, justo encima de
sus cabezas, escucharon el golpe de un objeto al caer al suelo. Ya no había
lugar a dudas, y Fátima le hizo saber su miedo clavándole las uñas en el
antebrazo.
- Venga Miguel no me jodas, tiene que haber algo que ilumine
en esta casa. ¡Una puñetera vela!, hay alguien ahí arriba - Comenzaron a sonar
pasos, y éstos se dirigían a la escalera - ¡Y va a bajar!, ¡necesitamos una vela!
- Lo sé lo sé, pero no sé dónde puede haber. ¿Sabes la
cantidad de años que llevo sin usar una vela? – Dijo, impotente, sabiendo la
importancia de aquella situación.
Lucas, el hermano mayor de Miguel, se dirigía tranquilamente
hacia las escaleras. Aquella misma mañana se había escapado del hospital
psiquiátrico donde, quince años antes, había entrado por intentar matar a su
padre ahogándole con sus propias manos mientras dormía. Hoy, con un cuerpo
mucho más desarrollado y un cuchillo de la mano, bajó las escaleras hasta
encontrarse de nuevo con su hermano pequeño, y de esta manera volver a
convertirse en hijo único. Esta fatídica coincidencia, que el mismo día en que
el peligro entra en tu casa tenga lugar la mayor tormenta solar de los últimos
ciento cincuenta años, podría haberse evitado si la joven pareja hubiese podido
iluminar la escalera y obtener así unos segundos de ventaja para poder escapar.
Si la hubiesen iluminado con, por ejemplo, una simple vela...
lunes, 9 de julio de 2012
Estudiantes
...el profesor adjunto caminaba por el pasillo en dirección al
aula reservada donde le esperaban los tres estudiantes. Cargado con un maletín
de una mano y de una montaña de exámenes por corregir de la otra tuvo que
empujar la puerta de la clase con la cadera para poder entrar. Una vez dentro
vio a los tres alumnos hablando entre ellos con bastante seriedad, a pesar de
ser viernes por la tarde en pleno Julio.
- Buenas tardes, perdón por el retraso. Bueno, ¿entonces
sois vosotros los tres estudiantes que van a cambiar por completo el panorama
energético mundial no? - Dijo el profesor, y acto seguido rieron los tres
jóvenes con una risa nerviosa, sabiendo que intentaba exagerar la situación
pero que no andaba muy lejos de la realidad.
- Buenas tardes, yo soy Alberto - Contestó el primero
mientras le estrechaba la mano
- ¿Qué tal?, yo me llamo César - Dijo el segundo
- Hola, buenas tardes. Yo soy Nicolás - Añadió el tercero
Sus edades rondaban entre los 22 y los 25 años y vestían
pantalones cortos y camiseta. Uno de ellos llevaba una camiseta de lo que
parecía ser un grupo de música llamado The Black Keys. El profesor se sentó
apoyado en una mesa delante de ellos y se presentó.
- Encantado de conoceros. Me llamo Santiago y para mí es un
placer ser vuestro guía en este proceso de creación de vuestro Plan de Empresa.
Ya sé que se os ha otorgado una mención especial de la Universidad por todo lo
que habéis trabajado hasta ahora, y por supuesto por vuestra labor de
investigación, pero lo que vamos a realizar ahora es un proyecto consistente y
fiable que se pueda presentar a las grandes multinacionales, y que éstas estén
deseando entregaros un buen puñado de
millones para que lo pongáis en práctica. Es importante que no tenga ningún
punto débil, ¿habéis pensado ya como repartiros el trabajo? - Comentó el
profesor mientras se secaba el sudor de la frente
- Sí, lo tenemos ya todo más o menos repartido - Contestó
Nicolás - César se va a encargar del apartado económico, ya tiene calculada la
inversión inicial y la estimación de ventas y cuadros de amortizaciones de los
primeros diez años. Alberto se centrará en el plan tecnológico y ya lleva con
ello varios días y yo me encargaré del plan estratégico y de la presentación a
los inversores -
- Podemos tenerlo acabado en tres semanas, listo para
empezar a presentar - Añadió César
- Yo creo que con dos semanas es suficiente, ten en cuenta
que ya lo tenemos avanzado y llevamos varios meses trabajando en el proyecto -
Contestó Alberto
- Sí, yo también creo que en dos semanas podremos tenerlo
acabado, tenemos muchas ganas de llevar esto a cabo y ahora que hemos acabado
exámenes tenemos todo el tiempo del mundo para dedicarlo a esto- Concluyó
Nicolás
- Bueno bueno, a ver, un poco de tranquilidad. No nos
precipitemos. Me parece bien como os habéis repartido las distintas partes, y más
adelante quiero tratar un par de temas más con vosotros, pero quiero que me tengáis
esto para dentro de tres meses - Dijo el profesor, y los tres alumnos empezaron
a agitarse
- ¿En tres meses?, ¡eso es mucho tiempo! Tenemos que hacerlo
cuanto antes, para poder presentarlo lo más pronto posible a las
multinacionales - Dijo Nicolás, que habló más alto que sus otros dos compañeros
- Si, si, ya lo sé.
Pero, ¿cuántos años tenéis?, ¿veintitrés?, ¿veinticinco como mucho?, y estamos
en pleno verano. Ahora es el momento de que disfrutéis y lo paséis bien, ya
tendréis toda la vida para trabajar y progresar como profesionales pero ahora
sois jóvenes. Tenéis que salir, tenéis que divertiros, tenéis que vivir. No va
a cambiar nada en estos tres meses, todo seguirá igual y os recibirán de la
misma manera. Así que ahora disfrutad el verano, iros de vacaciones y salid a
perseguir chicas - Dijo el profesor
Los tres alumnos sonrieron...
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